LA HISTORIA DE UN LIBRO QUE NO IBA PARA LIBRO


Es curioso llegar a hacer algo por la sencilla razón de unir todo aquello que te va viniendo a la cabeza de manera espontánea y sin ningún tipo de interés oculto. Es curioso que siempre hablamos de marcar objetivos y a veces ocurre que el simple hecho de hacer lo que te apetece te lleva de manera natural a uno y muy gratificante. Es curioso que el hecho de intentar echar una mano te lleve a recibir más ayuda de la que tú en principio has aportado. Es curioso pero el trabajo en equipo, la empatía, la ilusión por hacer algo que te sale de dentro, las ganas de compartir lo que a uno le funciona, el cariño y la ayuda de los tuyos, te guía hacia un lugar en el que no imaginabas estar.

Todo empieza con la ilusión de un regalo de reyes, un libro sobre coaching que apareció a los pies del árbol de Navidad de un buen amigo y que al inicio de esta pandemia terminé de leer. Fue curioso pero a partir de ahí empecé a escribir sin ningún tipo de rumbo ni objetivo, simplemente quería sacar aquello que me rondara por la cabeza, aquello que muchas veces había hablado con mi mujer en nuestras citas semanales y que me hacia la vida más fácil. Pensé que si esta manera de ver la vida me ha ido haciendo sentir mejor con el paso del tiempo, por qué no compartirlo con mi gente y así acompañarles en esta travesía pandémica. La respuesta de aquellos que iban leyendo día a día lo que les mandaba fue como un combustible que alimentaba mi creatividad y que me impulsaba a seguir escribiendo y compartiendo aquello que salía de mi cabeza y que no es más que mi manera de ver la vida. La sorpresa cada vez era mayor porque había quien me pedía permiso para mandar dichos escritos a otros amigos porque pensaban que les podían ayudar, y mi respuesta era más que afirmativa porque los relatos eran simplemente para eso, entretener y ayudar.

Escribir me hacía sentir liberado y me estaba enseñando que el simple hecho de buscar un momento del día para hacer aquello que te gusta es una manera increíble de aprender a aprender en vez de a memorizar como muchos hemos hecho durante años. La curiosidad me llevó a hacer varios cursos referentes a temas que de una forma u otra estaban relacionados con lo que escribía, comunicación, inteligencia emocional, trabajo en equipo, negociación… era curioso darse cuenta que aquello que escribía de manera natural y espontánea tenía nombres y apellidos, que aquello que exponía de defender lo de uno sin menoscabar lo del de enfrente se llamaba asertividad.

Según pasaban las semanas y los meses y montado en esa montaña rusa emocional que muchos hemos y estamos sufriendo por las circunstancias que nos rodean, continué escribiendo y compartiendo, lo que llevó a que un amigo comenzara a hacer aquello que a él le gustaba, que era dibujar. Resulta que plasmaba en dibujos de manos aquello que mis relatos le aportaban y empezamos a trabajar en equipo sin haberlo programado.

El tiempo seguía pasando y una prima mía me animaba constantemente a que hiciera un blog o algo por el estilo para compartir todo aquello que llevaba escrito ya que a ella le gustaba muchísimo y sus amigas también serían seguidoras de la causa. El problema era que yo era una persona más que analógica y lo único que se me ocurrió fue hacer otro curso pero en este caso de creación de blogs y redes sociales. Aquí me di cuenta de que si enfocáramos la formación de la gente a aquello que desarrolle sus propias ideas conseguiríamos grandes resultados y tendríamos una sociedad mucho más creativa. Finalmente conseguí crear el blog y allí comparto los nuevos relatos que me siguen aflorando. Gracias al feedback de mi prima llegué a crear algo impensable meses atrás ya que, hasta el momento, ni siquiera tenía Facebook ni Instagram.

Al cabo de varios meses escribiendo a diario y compartiendo dichos escritos, mi madre dice que ella quiere tenerlos todos en papel, es una amante de la lectura y el hecho de tener algo escrito por su hijo le llenaba de satisfacción así que pedí a una amiga que me hiciera el favor de recopilar todo lo escrito y darle forma de “libro" para poder imprimirlo y regalárselo algún día.

En esas semanas estuve en contacto con otra amiga que estaba pasando por una etapa complicada y al poco de leer alguna cosilla que le mandé me mandó un mensaje en el que una editorial daba la oportunidad de mandar cualquier tipo de escrito ofreciendo la posibilidad de seleccionar lo mandado para editar y publicar tu propio libro. El caso es que la otra amiga que recopiló todo para el “libro particular” de mi madre, lo mandó y al cabo de dos meses y cuando había empezado a crear el blog para dar salida a todo lo escrito hasta el momento, recibo una llamada de la editorial proponiéndome la idea de llevar a cabo la edición y publicación del libro porque les había encantado lo que habían leído y pensaban que podría funcionar en el mercado. Es curioso pero aquello de lo que comencé a escribir en su momento, “la empatía”, me llevó a preguntar a esa amiga cómo se encontraba y ella terminó abriendo la puerta de la publicación de un libro que no iba para libro.

La verdad es que la llamada de teléfono de la editorial anímicamente me vino de lujo y pese a estar económicamente “en la mierda", como se dice en mi sector, decidí ir para delante con la propuesta que me hicieron. Pedí ayuda para que aquel que quisiera el libro me adelantara el dinero del mismo ya que mi situación económica no era la mejor y el impulso anímico de esa llamada se multiplicó por mil ya que la respuesta de los míos (de verdad) fue de aquello que no se sabe explicar con palabras.

El trabajo en equipo seguía creciendo, yo escribía, mi mujer me daba el espacio que necesitaba, mi hijo dormía su siesta diaria para aportar su granito de arena, mi gente leía y su feedback me hacía seguir escribiendo, mi amigo dibujaba aquello que le transmitían los relatos, mi madre quería su libro, mi editora particular había hecho todo el trabajo de “maquetación”, mi otra amiga me animó a mandar los escritos a la editorial y ésta me iba a brindar la oportunidad de ponerlo en el escaparate; mi economía estaba como estaba y los míos me brindaron su ayuda para poder sacarlo adelante ¿Es posible hacerlo de mejor manera? Esto es de aquellas cosas que si las programas no salen.

Con la ilusión de un niño el día de reyes continuó la aventura, empecé a pensar mil maneras de llevar a cabo la mejora de ese libro que no iba para libro y desde mi ignorancia, empezó la fiesta. El amigo que dibujaba continuó con su arte y talento hasta hacer un dibujo para cada capítulo del libro, la amiga de la maquetación del “libro particular” de mi madre, me ayudo dando forma a varias propuestas de portada y a un precioso prólogo con todo el cariño que le caracteriza, rescatamos un “no prólogo” de nuestro dibujante particular y repasé todo lo escrito para darle algo más de forma y añadir algún relato más a todo aquello.

La moraleja de todo este itinerario es que simplemente haciendo lo que a uno le gusta o apetece puede llegar a conseguir cosas que no pasaban por su cabeza ni siquiera mientras las estaba realizando y, lo que es aún mejor, realizar algo con alma propia. Este libro tiene pedacitos de muchísimas personas que simplemente mostraron buena disposición huyendo de ninguna recompensa; desde los dibujos extraordinarios de alguien extraordinario hasta el prólogo y portada de una bella alma, pasando por el amor de unos padres y hermano, por el cariño de unos tí@s, prim@s y amig@s, por la educación de unos grandes profesores, por el apoyo de compañer@s de trabajo y fatigas, por la existencia de una mujer y un hijo inigualables…

Trabajemos por dinero pero que nuestras motivaciones se distancien un poco de ese afán de conseguir más y más; si este libro sirve para mejorar ligeramente el día de una sola persona, la inversión habrá merecido la pena.

 

 

 

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