DE LA EXPECTATIVA A LA PREDISPOSICIÓN





PIENSA EN GRANDE EN VEZ DE A LO GRANDE

Tenemos el don de generar expectativas desde que nacemos y muchas veces éstas nos trastocan nuestro estado de ánimo y hacen que algo bueno no nos parezca tan bueno o que algo malo no lo sea del todo. El caso es que después de observar cómo a gente que quieres una gran expectativa le ha frustrado o no le ha permitido disfrutar como merece de ciertos acontecimientos en su vida, he llegado a la conclusión de que podíamos desplazar un poco esas expectativas y potenciar el valor de una buena predisposición.
Las necesidad de generar expectativas puede que vaya ligada a esa adicción que tenemos por la adrenalina de experimentar cosas nuevas constantemente y que nos mantiene más que vivos, pero no podemos convertirnos en yonquis de la novedad ni de esperar siempre grandes sucesos. El síndrome de abstinencia que se produce cuando las circunstancias que nos rodean no acompañan a la novedad constante o cuando algo no cumple con las expectativas creadas nos puede desilusionar y desmotivar y ,en consecuencia, podemos proyectarlo a aquellos que nos rodean y comparten nuestros días.
Haz que tu gran expectativa sea la buena predisposición a disfrutar de todo lo que te rodea. Disfrutar del aprendizaje de un curso, de tu despedida de soltero, de tu boda, de las vacaciones, de todo aquello que tienes gran ilusión por hacer pero que no solo depende de ti si no de lo que esperas de ello. 

DOMA LOS FACTORES EXTERNOS

Un curso no solo depende de ti, sino del profesor que lo prepara e imparte; tu despedida de soltero no depende nada de ti ya que es una sorpresa de tus amigos y familiares; tu boda depende de miles de factores x la cantidad de personas que la conforman; tus vacaciones dependen también de muchas otras causas que no puedes controlar como por ejemplo el tiempo. 
Todos esos factores externos son los que pueden tirar por tierra tus grandes expectativas pero no deben tirar por tierra una buena predisposición a disfrutar de ello. Si ponemos el foco en la esencia de lo que vamos o estamos haciendo, puede que saquemos todo el  jugo al acontecimiento sin necesidad de que todo vaya por el camino esperado. La gran mayoría de nosotros desde pequeños tenemos insertado en el software de nuestro cerebro una especie de itinerario estándar de casillas en blanco que debemos rellenar muchas veces sin saber porqué. Preguntas como ¿qué quieres ser de mayor? o ¿cómo sería tu pareja perfecta? son creadoras de expectativas que a la larga pueden generar frustración. Hace poco en una formación sobre adaptación al cambio nos pusieron el ejemplo de una empleada a la que todo le iba aparentemente bien tanto en el ámbito laboral como sentimental pero su sentimiento era de desaliento y desilusión. La rutina y las aspiraciones no conseguidas estaban haciendo de su día a día una pequeña tortura. Todos los que participamos en el curso estábamos de acuerdo en que lo que necesitaba era un cambio pero ¿qué cambio?. Seguir en busca de las expectativas de vida que anhelaba saliendo de su zona de confort fue la opinión que más adeptos tuvo y es una gran opción, pero quise dar una vuelta al asunto y mostrar este punto de vista acerca de la buena predisposición como base de ese cambio. Creo que no caló mucho pero sigo empeñado en mi intento y aquí ando exponiendo, eso sí, no pretendo convencerte solo darte otra perspectiva. Mi pregunta fue que qué pasaría si no somos capaces de conseguir hacer efectivas esas expectativas ya que muchas veces ocurre y no por ello vamos a dejar de tener una vida plena. El planteamiento es desgrasar esas aspiraciones y aprender a sacar provecho de lo que actualmente forma parte de nuestra vida.

QUIZÁ ESTO TE SUENE

La mejor manera de expresar esto puede que sea con ejemplos cotidianos en los que casi todos nos podemos ver identificados. 
Cuando vamos a empezar un curso, una buena predisposición por aprender nos motivará hasta en la parte más tediosa del temario. La expectativa puede ser conseguir ese título y nos servirá de motivación, pero la predisposición a simplemente aprender nos llevará a “motivaciones exprés" que nos harán menos costosa la constancia necesaria para terminar con éxito la formación.
 Otro ejemplo pueden ser las expectativas generadas sobre tu celebración de cumpleaños, tu despedida de soltero, tu boda; cualquier evento que tengas mucha ilusión por realizar. Resaltar la esencia de estos acontecimientos en detrimento de la expectación generada por los mismos nos puede llevar a saborearlos de manera más natural, auténtica e intensa. Esta esencia es disfrutar de ese momento con la gente que te quiere y quiere acompañarte en ese día tan especial, ¿hace falta algo más?. Habrá gente que necesite una superproducción hollywoodense y tenga la suerte de conseguirla y disfrutarla pero tengamos en cuenta esa simplificación de expectativas para que hasta los afortunados de conseguir ese idílico acontecimiento tenga la posibilidad de saborearlo aún más si cabe.
¿Te pasó alguna vez el hecho de ir a ver una película que te dijeron que era increíble y se te quedó a medias? Esto también pasa con libros, series y demás; el hecho de guiarte por las grandes expectativas generadas por los demás puede hacer que algo excelente te resulte simplemente bueno, malo o regular y viceversa.  Este ejemplo es muy trivial pero creo que escenifica bien el quedarte por debajo o por encima de lo esperado.

EL EQUILIBRIO SIEMPRE AYUDA

Calibra tus expectativas con ganas de disfrutar simplificando y sácale todo el jugo a la esencia de los momentos, pídele una cita semanalmente a tu mujer o marido, enciende la chispa de lo sencillo con detalles tan alcanzables como poco usados por todos. Haz de esa sensación de comienzo de vacaciones tu guía anímica de satisfacción simple. Existen miles de destinos, planes, acontecimientos y demás a los que nos encantaría ir, pero da igual tu destino si la compañía es la que te hace sentir bien.
Puede que pienses que es una manera de afrontar la vida algo conformista pero nada más lejos de la realidad, puede que sea una forma de mantener los pies en el suelo aspirando a absolutamente todo, y a todo me refiero hasta a lo más simple. 



Alfonso González Gómez                    septiembre 2020

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