TAMAÑO NATURAL
Conocer a las personas a “tamaño natural” es una experiencia tan básica como increíble; pararnos a ESCUCHAR de verdad lo que nos quieren decir, en el sentido más amplio de dicha palabra, nos puede salvar de haber compartido media vida con dichas personas y no saber más que lo típico de cada una o aquello que hemos captado hasta ese momento de desconexión por creer saber todo sobre ellas cuando en realidad sólo sabemos lo que dice su etiqueta. Con esta etiqueta me refiero a lo que son respecto a ti: madre, padre, mujer, hijo, hermana, amigo, compañera de trabajo, tío, abuela… ¿cuántas inquietudes, miedos, aventuras, motivaciones y demás complementos importantes de la vida de estas personas conocemos? Ojalá seas de aquellos que saben donde nació su pareja, en qué trabajaron sus padres, a qué colegio va su hija y cuáles son las aficiones de sus amigos; quizá esto sea una locura exagerada pero dale una vuelta por si acaso.
El hecho de que cada persona tenga su propia historia creo que es algo fascinante; y la posibilidad de conocer esa historia particular de cada uno me parece fundamental para aprender a respetarnos y tomarnos en valor. No es fácil porque nadie nos enseña a conocer ni a dejar que nos conozcan porque parece que para esto no hay demasiado tiempo, cuando quedas con alguien es para pasarlo bien y debe ser que conversar sobre nosotros es un coñazo. Cada uno es un mundo pero, para mí, cuando alguien está dispuesto a escuchar cualquier cosa que le quieras contar es como un billete de lotería premiado, alguien que gracias a su actitud te va a conocer de verdad y con el tiempo va a saber ayudarte cuando lo necesites, va a saber disfrutar de la vida contigo y te va a comprender incluso cuando ni tú te comprendas.
Otro aspecto maravilloso de conocer es romper con los prejuicios que nos creamos por el simple hecho de no prestar atención y dejarnos llevar por los estereotipos. La sorpresa que te llevas cuando le prestas un poco de atención a aquel que se cruza en tu camino puede ser una másterclass de vida cotidiana de las que enseña tantas cosas como una carrera universitaria.
Darte a conocer es liberador y nutre de una manera inconsciente ya que te permite no usar ciertas caretas y corazas que a veces te hacen perderte en un papel que no es el tuyo. Toparse con alguien que refleje en su mirada aquello que transmite con sus palabras y actos sin intereses ni dobles sentidos es como un antibiótico de alto espectro con el que tratar muchas de las carencias que existen en la sociedad actual.
Aprendamos a conocer y a que nos conozcan huyendo de los estándares y lo políticamente correcto, centrándonos en la tolerancia y el respeto como eje principal y dejemos que fluyan esas miradas sinceras y desinteresadas.
La imagen de portada es de definicionabc.com
Comentarios
Publicar un comentario