DE QUE SIRVE...
De qué sirve
formarse en psicología si te crees en posesión de la verdad.
De qué sirve dar una conferencia sobre comunicación si luego no sabes escuchar.
De qué sirve
la amistad si no la practicas.
De qué sirve
hablar de liderazgo sin mostrarte carismático.
De que sirve
la inteligencia emocional si dejas un reguero de malestar allá por donde pasas.
De qué sirve
hablar de coherencia si tu intención es contentar a todo el mundo.
De qué sirve perdonar si no podemos llegar a confiar de nuevo.
De qué sirve
hablar de confianza si no haces por inspirarla.
De qué sirve
ir a conferencias y leer a Víctor Kuppers si sigues creyendo que la gente actúa
con dobles sentidos de manera casi enfermiza, entras constantemente en las comparativas y te sumerges en
una espiral negativa constante por no abrir un poco tu mente.
De qué sirve
confesarse o pedir perdón si no te arrepientes de lo hecho.
De qué sirve
admirar, querer y amar si la demostración se queda en palabras.
Como en
alguna ocasión hemos dicho, MAS VALE UN GRAMO DE ACCIÓN QUE UN KILO DE
INTENCIÓN, y aquí exponemos varios ejemplos en que la intención es
extraordinaria pero la puesta en práctica no es la adecuada.
Existen
empresas que invierten en formaciones para potenciar ciertos valores y formas
de entender la vida personal y laboral y que proyectan lo predicado generando
un alma reconocible haya por donde pasas y otras a las que es aconsejable que
se lo hagan mirar o que inviertan el dinero en otra cosa porque no hay nada que
genere más desconfianza que la incoherencia.
En ocasiones
lo normal es pegar un patinazo y no conseguir predicar con el ejemplo pero por
lo menos deberíamos intentarlo. Sin ir más lejos y entonando el mea culpa, a mi
me parece espectacular todo lo que expone Álvaro Bilbao en relación a la
educación en positivo de nuestros pequeños pero se me hace muy complicado
llevarlo a la práctica en muchas ocasiones.
El caso es
que hagamos lo que hagamos demostremos que sirve para algo, si hablamos de
comunicación demostremos saber escuchar, si hablamos de inteligencia emocional
demostremos empatía, si hablamos de querer queramos, si pedimos perdón
sintámoslo porque sino es mejor no hacer nada y demostrar que al menos somos
coherentes.
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